La lectura de un buen libro es un diálogo incesante en que el libro habla y el alma contesta.- André Maurois

miércoles, 15 de agosto de 2012

Ella...

...sentada en un pilar de dudas, espera; eterna espera del que ama. Pegada a un teléfono que no suena y que tiene sus respuestas. Anhela saber sus pensamientos y deseos, pero él es una caja fuerte impenetrable y que no ofrece mayor consuelo que la espera. Ella sabe que por muchas distracciones que le ofrezca a su mente, ésta, sigue clavada en sus ojos claros, su fuerte espalda y esa sonrisa traviesa que la enamoró. 
Tamborilea con sus dedos sobre la mesa intentando concentrarse en cualquier cosa, pero sigue mirando de reojo ese maldito móvil que no suena, que la observa con desdén, pues éste sabe que él no va a llamar.
Siempre le dijeron que cuando alguien sufre de amor siente que el corazón le duele y se rompe en miles de fragmentos diminutos... pero ella no sentía eso, a ella le dolía el alma, sentía una punzada de desconsuelo en lo más profundo de su ser y nada podía calmarlo, excepto él. Ella no era nada sin él, pero... ¿quién era él sin ella? Un todo y un nada. Un engaño a si mismo, alejarte de la persona que te ama es alejarte de una parte de ti. Él lo desconocía y por ello no llamaba, mientras ella inventaba excusas vanas y que su corazón aceptaba una mentira que su cabeza permitía por desconsuelo, aunque conociese la verdad... ¿Quién le hace caso a un órgano desprovisto de sentimientos, mientras hay otro más fuerte que late sin descanso por la vida? Estaba clara la respuesta...
Entregaba su vida a su corazón, pues éste le daba la vida y así, sentada en un rincón, ve pasar los días desprovistos de ilusiones y esperanzas, días infelices que se alejan sin retorno, un año más otro y así sin más se sigue engañando, <<¡volverá!>> grita esperanzada, su amigo late fuerte, enamorado e ilusionado, recordando recuerdos del pasado, prefiere quedarse allí que volver a una realidad que le hace daño, que provoca lágrimas que duelen en el alma, que matan.
Y ¿no es la realidad un sueño en vida? ¿Por qué no elegir nuestra realidad?
Así, ella eligió, edificó y vivió en su realidad de recordatorios, de besos que se perdieron en su comisura, de palabras que se las llevó el viento y caricias que se borraron en la piel... No quedaba nada más y el canto que le profesaba se olvidó y sola, siguió esperando que el teléfono sonara... Cosa que nunca ocurrió.

2 comentarios:

  1. Un relato genial y precioso ^^ Un 10 vamos jajaja
    Un besito, nos leemos.
    Noni.
    http://theworldosthelettersanddreams.blogspot.com

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  2. Gracias por ese 10! jajajaja un besote!

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